Mecánica del Lanzamiento de Dardos

Cuando se lanza un dardo, éste sigue una trayectoria parabólica (Figura 1), la misma trayectoria que sigue un piedra o una bala cuando son lanzadas. La curvatura de esta parábola depende del impulso inicial. Un buen lanzamiento del dardo debería conseguir que éste describiera exactamente esta parábola cuando es acelerado y adquiere energía cinética, con lo que se garantizará que continue en dicha parábola una vez abandonada la mano.

Figura 1. El dardo describe una trayectoria parabólica cuando es lanzado.

Durante el lanzamiento del dardo el sistema brazo/mano se puede simplificar a un sistema articulado de 3 enlaces (mano, antebrazo y brazo) con dos articulaciones rotatorias (meñaca y codo) y una fija (hombro) como se observa en la Figura 2.

Figura 2. Sistema articulado que modela el lanzamiento de un dardo.

Un sistema articulado con 3 grados de libertad definido en un plano, como el de la Figura 2, puede describir cualquier trayectoria que se encuentre en su región de configuraciones alcanzables (que depende de la longitud de los enlaces). La curva parabólica que tiene que describir durante el lanzamiento el dardo se consigue fácilmente.
 
 

Figura 3. Configuraciones de las articulaciones durante el lanzamiento de un dardo.

La Figura 3 ilustra las posiciones básicas del sistema brazo/mano durante el lanzamiento de un dardo. La posición 1 es la utilizada para apuntar. Seguidamente, se lleva el dardo hacia atrás, manteniendo el brazo fijo, hasta la posición 2, a partir de la cuál se le da un impulso rápido que lo acelera pasando por las posiciones 1 y 3, hasta que en la posición 4, se le suelta para que continue su trayectoria parabólica hasta la diana.

Durante el lanzamiento del dardo el hombro y con él, todo el cuerpo, deben de estar fijos, lo que se consigue no cambiando de postura.

Durante el proceso de aceleración del dardo, el codo debe elevarse ligeramente, posición 3, con objeto de que el dardo se mantenga en la trayectoria parabólica. Algunos jugadores de dardos recomiendan mantener fijo el codo durante el lanzamiento, pero en ese caso, como muestra la figura, el dardo será lanzado antes de tiempo, con la consiguiente pérdida de precisión.

La Figura 3 muestra que la muñeca se mueve poco durante el lanzamiento. Sin embargo, muchos jugadores de dardos profesionales dan un golpe seco de muñeca en la fase final del lanzamiento del dardo. Este movimiento rápido de muñeca permite dotar al dardo de una aceleración adicional, lo que posibilita realizar el seguimiento de la parábola durante el lazamiento del dardo con mayor lentitud y más precisión sin reducir ostensiblemente la energía que recibe el dardo. Asímismo, un buen movimiento de muñeca minimiza la fuerza necesaria durante el lanzamiento lo que hace que el jugador se canse menos tras sucesivas tiradas.

De la mecánica básica del lanzamiento de dardos podemos obtener varias conclusiones importantes. Primero, para apuntar el dardo, lo mejor es que nuestro ojo, el dardo y el punto de la diana donde queremos dar formen una línea recta. Así mismo es necesario que el movimiento de nuestro brazo/mano permanezcan en un único plano que pase por nuestro ojo y el objetivo en la diana.

Segundo, el movimiento hacia atrás del dardo es necesario ya que posibilita un mayor recorrido durante la fase de aceleración y, por tanto, mayor energía para el dardo; sin embargo, un recorrido excesivamente largo tiene el inconveniente de que podemos perder precisión a la hora de seguir la trayectoria de la parábola y, por tanto, fallar nuestro lanzamiento. En cualquier caso, el movimiento ha realizar ha de ser cómodo, ya que ello nos permitirá automatizarlo con más facilidad.

Tercero, si durante el lanzamiento soltamos el dardo antes de tiempo, el dardo realizará una parábola de mayor altura que la necesaria y, si le hemos dado excesiva fuerza el punto final en la diana será más alto del deseado, o si en su defecto, más bajo. Si soltamos el dardo más tarde de lo necesario, el dardo describirá una parábola de menor altura y el punto final también será más bajo que el deseado. Solamente la práctica nos puede guiar a la hora de encontrar el momento exacto en función de nuestro estilo.

Y cuarto, es conveniente seguir con el brazo al dardo tras el lazamiento hasta el momento en que el brazo esté completamente estirado.

Un punto importante es el ángulo que debemos dar al dardo durante el lanzamiento. Lo ideal sería que éste fuera igual al ángulo de la tangente de la parábola, sin embargo, sólo la práctica nos enseñará a conseguirlo. Como recomendación convendría que apuntemos con el dardo a nuestro objetivo en la diana. Durante el movimiento hacia atrás, éste ángulo se debería incrementar un poco, para luego, durante la fase de aceleración, volverlo a reducir, de forma que cuando soltemos el dardo, éste esté prácticamente horizontal apuntando ligeramente hacia arriba. Un dardo apuntando hacia abajo en el momento de ser soltado difícilmente alcanzará su objetivo.

Y tras recomendaciones sobre la mecánica de los dardos, a practicar se ha dicho.

Francisco R. Villatoro

Idea y dibujos de Karlheinz Zoechling (con su permiso escrito).