No es ciego Amor, mas yo lo soy que guío
mi voluntad camino del tormento;
no es niño Amor, más yo que en un momento
espero y tengo miedo, lloro y río.
Nombrar llamas de Amor es desvarío:
su fuego es el ardiente y vivo intento,
sus alas son mi altivo pensamiento
y la esperanza vana en que me fío.
No tiene Amor cadenas ni saetas
para prender y herir, libres y sanos,
que en él no hay más poder del que le damos.
Porque es Amor mentira de poetas,
sueño de locos, ídolo de vanos:
¡Mirad qué negro dios el que adoramos!
Gaspar Gil Polo.