Desordenado en desaliño airoso
al bullicioso céfiro permite
Nisa el cabello, porque no limite
su nativo esplendor lazo industrioso.
Velo sutil sobre su pecho hermoso
al gusto esconde lo que al gusto incite;
ni tanto que el tesoro facilite,
ni tanto que de él dude el ojo ansioso.
Así en traje sucinto reclinada
en alcatifa generosa yace
su gentileza y gala peregrina;
así la halla Cendón y la taimada
del necio que su pompa satisface
cobra el oro, y a Alexi lo destina.
Juan Pablo Forner.
Esta es la villa, Coridón, famosa
que bañada del leve Manzanares
leyes impone a los soberbios mares
y en otro mundo impera poderosa.
Aquí la religión, zagal, reposa
rica en ofrendas, fértil en altares;
en las calles los hallas a millares;
no hay portal sin imagen milagrosa.
Y por que más la devoción entiendas
de este piadoso pueblo, a cada mano
ves presidir los santos en las tiendas.
Y dime, Coridón, ¿es buen cristiano
pueblo que al cielo da tantas ofrendas?
Eso yo no lo sé, cabrero hermano.
Juan Pablo Forner.