¡Esposas dulces, lazo deseado,
ausentes trances, hora victoriosa,
infamia felicísima y gloriosa,
holocausto en mil llamas abrasado!
Di, Amor, ¿por qué tan lejos apartado
se ha de mí aquella suerte venturosa
y la cadena amable y deleitosa
en dura libertad se me ha trocado?
¿Ha sido por ventura haber querido
que la herida, que al alma penetrada
tiene con dolor fuerte y desmedido,
no quede socorrida ni curada
y, el afecto aumentado y encendido,
la vida a puro amor sea desatada?
Luisa de Carvajal