Ya se acerca, Señor, o ya es llegada
la edad gloriosa en que promete el cielo
una grey y un pastor solo en el suelo
por suerte a vuestros tiempos reservada.
Ya tan alto principio en tal jornada
os muestra el fin de vuestro santo celo
y anuncia al mundo, para más consuelo,
un monarca, un imperio y una espada.
Ya el orbe de la tierra siente en parte
y espera en todo vuestra monarquía,
conquistado por vos en justa guerra.
Que a quien ha dado Cristo su estandarte
dará el segundo más dichoso día
en que, vencido el mar, venza la tierra.
Hernando de Acuña.
Lo que es mortal padece esta prisión,
que lo inmortal, señora, está en la vuestra;
ésta tiene de mi sólo la muestra,
la vuestra tiene el alma y corazón.
Por donde yo no hallo de razón
que a Fortuna llamar deba siniestra,
pues ella me guió con mano diestra
a veros y a sufrir por vos pasión.
Así de todo el mal en que me ha puesto,
cuando pienso este bien en que me puso,
no sólo le perdono su mudanza,
pero aun no estando satisfecha de esto
de cualquier otro mal tambien la excuso,
salvándose de veros mi esperanza.
Hernando de Acuña.
Dijo el docto Petrarca sabiamente:
"Pobre y desnuda vas, Filosofía",
lamentando su tiempo, en que antevía
las faltas y miserias del presente;
do el vicio reina ya tan sueltamente,
que valen poco, y menos cada día,
la bondad, el saber, la valentía,
del mejor, o más sabio, o más valiente.
Mas cuanto el mal esta más encumbrado
y el mundo aprueba más lo que debiera
tenerse por infamia y maleficio,
tanto merece ser más estimado
el virtüoso obrar, pues ya no espera
la virtud premio, ni castigo el vicio.
Hernando de Acuña.