¿Qué decir acerca del estudiante de ciencias de la computación (o de Computer Science, como se dice en este país)? Uno espera de él la siguiente opinión y actitud: que la manipulación mecánica de bits de información es potencialmente una gran cosa que nos libera de la monotonía de toda clase de trabajos rutinarios y nos permite hacer toda clase de cosas maravillosas que serían completamente imposibles sin la computación automática. Y en el caso del alumno de primer curso uno ni siquiera protesta cuando incluye entre esas cosas maravillosas poner a tu costa un payaso en la luna.
Sin embargo, cuando nuestro estudiante de ciencias de la computación se acerca a su graduación, o en cualquier caso poco después de esta, uno espera una opinión más matizada que reconozca las circunstancias en las que la informatización no es más que una loción mágica transistorizada. Hay muchas, y en otra ocasión discutiré algunos ejemplos específicos. Pero dejadme concluir esta charla con una reflexión turbadora, a saber: que la sociedad nos tolera a los profesionales de la informática debido a nuestra incompetencia. Es ella la que nos hace, aunque costosos, relativamente inofensivos: si fueramos tan competentes como nos gustaría ser, podríamos ofrecer la implementación perfecta de un completo Estado-Policía. Seríamos los favoritos de cualquier dictadura.
Austin, 14 de septiembre de 1986
Prof. Dr. Edsger W Dijkstra
Dpt. of Computer Sciences
The University of Texas at Austin