
Su Vida
Ramón Llull nació en Palma, probablemente en 1.232 . Alrededor de los catorce años llegó a ser paje al servicio del rey Jaime I de Aragón, en cuya corte pronto se elevó hasta posición influyente. Se casó joven, y tuvo dos hijos, pero su vida de cortesano fue notoriamente disoluta.La belleza de las mujeres, ¡oh Señor¡ , recordaba Llull a la edad de cuarenta años , ha sido una plaga y una tribulación para mis ojos, pues a causa de la belleza de las mujeres no he prestado la atención debida a Vuestra gran bondad, ni a la belleza de Vuestras obras.
La conversión de Llull fue seguida por el ardiente deseo de ganar para la cristiandad nada menos que todo el mundo islámico. Esta obsesión dominó el resto de sus días. Como paso primero y necesario para tan ambicioso proyecto misionero, Llull emprendió un intenso estudio del idioma y la teología árabes. En el Libro de contemplación ,que es una obra inmensa y farragosa, que a lo largo de varios miles de páginas busca demostrar, por medio de razones necesarias,todas las verdades fundamentales del cristianismo. Estaba convencido de que todos los principales dogmas del cristianismo, incluidos los de la Trinidad y la Encarnación, podían ser demostrados mediante razonamientos irrefutables, si bien hay pruebas de que Llull consideraba que la fe sería una valiosa ayuda para entender tales demostraciones. No sólo les demostrará a los infieles que es el cristianismo la única fe verdadera, proclama Llull, sino que dará también al lector que siga sus enseñanzas, cuerpo y mente más fuertes, aparte de todas las virtudes morales. Llull expresa su deseo de que su libro sea diseminado por toda la extensión del mundo, y asegura a sus lectores no disponer de tiempo ni lugar suficiente para reconocer los diversos modos en que este libro es bueno y grande.
Aunque Llull no había descubierto todavía su Arte Magna, el Libro de contemplación sí revela su temprana preocupación por una alegoría numérica. En ocasiones aparecen, con papeles metafóricos, ángulos, triángulos y circunferencias. Especialmente interesante para los lógicos modernos es el hábito luliano de valerse de letras para denotar ciertas palabras y frases, con lo que los razonamientos quedan condensados hasta punto a la notación algebraica.
Volviendo a su Ars Magna, Llull , tras su iluminación del monte Randa, la convicción de Llull de que en su arte había encontrado un arma poderosa para la conversión de los gentiles creció sin cesar. El fracaso de las Cruzadas había hecho dudar de la eficacia de la espada. Llull estaba convencido de que la discusión racional, ayudada por su método, podría convertirse en el nuevo medio de que Dios se valiera para la difusión de la fe. El resto de sus días lo consumió en incansable vaivén, en febril actividad angelical y misionera. Renunció a las grandes posesiones heredadas de su padre, y repartió sus pertenencias entre los pobres. Abandonó mujer e hijos, mas no sin proveer por su bienestar. Realizó peregrinaciones sin cuento, buscando ayuda en príncipes y papas para fundar monasterios donde pudiera enseñarse su Arte Magna, junto con el aprendizaje de las lenguas de los gentiles. La enseñanza a los misioneros de las lenguas de las lenguas orientales fue unos de los objetivos prioritarios de Llull, y es por ello con razón considerado fundador de los estudios orientales en la educación europea.
El carácter esotérico de su Arte parece haber ejercido un fuerte atractivo mágico. Tan rápidamente creció el número de escuelas y discípulos lulistas que pronto fueron en España tan numerosos como los tomistas. Llull llegó incluso a enseñar en varias ocasiones en la gran Universidad de París.
En tres ocasiones viajó Llull a África para cruzar el acero de sus palabras con los teólogos sarracenos, y para predicar sus opiniones por las calles de las ciudades musulmanas. En las dos primeras visitas a duras penas escapó con vida. Por fin, a los ochenta y tres años, blanca como la nieve la luenga barba, y ardientes los ojos con el deseo de la corona del martirio, una vez más embarcó hacia la costa norte de África. En 1.315, en las calles de Bugía, comenzó a exponer en alta voz los errores de la fe musulmana. Los árabes se sintieron comprensiblemente vejados, tras hacer por dos veces expulsado a aquel tozudo viejo. Apedreado por una multitud indignada, parece ser que murió a bordo de un barco genovés al que fue trasladado su cuerpo malherido. Las reliquias de Llull descansan ahora en la capilla de la iglesia de San Francisco, veneradas como las de un santo, a pesar de que jamás fue canonizado.
Su Obra
Algunas autoridades antiguas estimaron que Llull debió escribir varios miles de libros; pero hay buenas razones para suponer que más de doscientas de las obras a él atribuidas son realmente suyas. Tratados menores, relativos en su mayoría a la aplicación de su Arte Magna, están dedicados a casi todas las materias que interesaron a sus contemporáneos astronomía, química, física, medicina, leyes, psicología, mnemónica, táctica militar, gramática, retórica, matemáticas, zoología, arte de la caballería, ética, política...
Escribía Philotheus Boehner en la introducción de su Medieval Logic, 1.952, pues hemos de confesar de que no estamos suficientemente familiarizados con su peculiar lógica para poderla tratar mejor de lo que la valoración habitual de los historiadores podría hacernos creer.¿Está justificada esta sospecha, o más bien hemos de concluir con Etienne Wilson (History of Christian Philosophy in the Middle Ages, 1.955) que cuando intentamos hoy usar las tablas lulianas chocamos con las peores dificultades, y no podemos evitar preguntarnos si el propio Llull fue alguna vez capaz de utilizarlas?
Así de entre todo destacaremos el ya mencionado "Libro de la Contemplación"