En este artículo no queremos ser ni pesimistas ni fatalistas, sino realistas y agoreros de un negro destino que está en nuestra mano evitar, pues en la mayoría de las ocasiones somos los ciudadanos de "a pie", los que con nuestras actitudes damos o negamos nuestro consentimiento y permiso a grandes empresas y políticos para dañar nuestra salud.
Sólo pretendemos dar un elenco de algunas (no todas) de las agresiones al Medio Ambiente más peligrosas, sus influencias en nuestra salud y cómo podemos, de alguna forma, evitarlas, reducirlas o, al menos, luchar contra ellas. Quizás, evitarlas, reducirlas y luchar contra ellas sea un deber nuestro, más que por nosotros mismos por nuestros descendientes y por la subsistencia de la especie humana.
Carl Sagan (1934-1996), doctor estadounidense en astronomía y astrofísica muy laureado por su trayectoria como científico y escritor, en su obra póstuma "Miles de Millones" ("Billions and billions", 1997) dejó constancia de su pesar por el mundo que estamos construyendo y de su optimismo de que aún ha de haber alguna solución: "Creo que tenemos el deber de luchar por la vida en la Tierra y no sólo en nuestro beneficio, sino en el de todos aquellos, humanos o no, que llegaron antes que nosotros y ante quienes estamos obligados, así como en el de quienes, si somos lo bastante sensatos, llegarán después. No hay causa más apremiante, ni afán más justo, que proteger el futuro de nuestra especie". A lo largo de este texto incluiremos algunos otros extractos de ese libro.
Aquí nos centraremos, en los siguientes temas:
Determinadas actividades humanas vierten determinados gases a la atmósfera que reaccionan con el ozono, eliminándolo y creando otros gases que no cumplen la misión del ozono. Así, se han creado diversos agujeros en la capa de ozono que permiten la entrada en la tierra de radiaciones muy peligrosas de las que se han constatado sus negativos efectos en la salud humana, vegetal y animal. Por ejemplo, el no-melanoma, el más común de los cánceres de piel, aumentó un 10% entre 1979 y 1993 en el Hemisferio Norte. Aún más ha aumentado en el Hemisferio Sur, ya que el mayor agujero está situado sobre el polo Sur del planeta. El programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) indica que por cada 1% de disminución de la capa de ozono, aumentará este tipo de cáncer un 2%.
Pero las exposiciones a rayos UV-B no sólo favorecen a este tipo de cáncer de piel, sino también a otros cánceres de piel, ceguera y se ha demostrado que los UV-B dañan el material genético (ADN) y reducen la efectividad del sistema inmunológico. El PNUMA advierte que la exposición la los UV-B nos hace más proclives a enfermedades infecciosas (leishmaniosis, malaria, triquinosis, Lyme, enfermedades provocadas por hongos...). Otra prueba es el resultado de un estudio publicado en Diciembre de 1999 y que concluía que los pilotos de líneas aereas tenían mucha mayor probabilidad de contraer leucemia (cáncer de sangre) debido a la exposición a rayos solares en el avión, sin la protección de la atmósfera, ya que el avión puede superar los 10.000 metros de altitud.
Al Sur de Argentina se pueden encontrar rebaños completos de ovejas con problemas en los ojos, así como también focas, pingüinos y por supuesto humanos con semejantes afecciones, sin que ello se hubiera producido nunca antes. Los humanos se ven obligados a utilizar gafas de sol constantemente pero... ¿y los animales? En Junio de 1999 se celebró en Torremolinos (Málaga, España) el XIV Congreso Iberoamericano de Dermatología y en él se habló del cáncer de piel, que se ha triplicado su aparición en personas en los últimos años.
La solución pasa por prohibir en todo el Mundo la fabricación y uso de todos los gases que destruyen el ozono, que son, principalmente, el bromuro de metilo, utilizado como fumigante agrícola y los CFC, los HCFC y los HFC utilizados en frigoríficos, máquinas de aire acondicionado... Por esto, antes de comprar un aparato debemos preguntar si contiene o no gases nocivos.
El problema de la capa de ozono y los gases CFC y similares todavía existe y por eso lo incluimos aquí.
Sin embargo, hemos querido empezar con este tema porque es un ejemplo de cómo los científicos y los
particulares pueden, con sus actos, opiniones y estudios, forzar a un acuerdo lógico.
Así, en Septiembre de 1987, los representantes de muchas naciones productoras y consumidoras de
estos gases se reunieron en Montreal y firmaron un acuerdo para la prohibición de estos gases.
Posteriormente se reforzó el protocolo con otros acuerdos firmados en Londres y Copenhague.
El problema es que muchos países aún no han firmaron ese acuerdo y su cumplimiento es, a veces,
dudoso, aunque poco a poco se van adheriendo a él con más fuerza.
En palabras de Carl Sagan, "el protocolo de Montreal y sus enmiendas representan un triunfo y
un motivo de gloria para la especie humana".
En muchos casos las basuras son incineradas, con lo que el problema, lejos de disminuir, aumenta. Esta incineración emite sustancias tremendamente tóxicas a la atmósfera que tarde o temprano acabamos respirando, nosotros o plantas y animales que luego ingerimos. Las incineradoras emiten al aire, entre otras sustancias, mercurio, cadmio, plomo, cobre y dioxinas todos ellos muy nocivos para la vida. Las dioxinas, por ejemplo, son persistentes y acumulativas en la cadena alimentaria. Se encuentran fácilmente en la carne, el pescado y derivados lácteos, son difíciles de eliminar, provocan cánceres y alteran el sistema inmunológico, hormonal, reproductor y nervioso.
La solución está en la Ley de las TRES ERRES: Reducir, Reutilizar y Reciclar:
Ultimamente se oye mucho la palabra reciclaje (papel reciclado, tóner de impresora reciclado...), sin tener en cuenta que, aunque esto es muy importante, mucho más importante es reducir el consumo compulsivo y utilizar productos reutilizables.
No olvide que no se deben tirar por el desagüe residuos sólidos (colillas, medicamentos, gasas...) ni
otros productos (aceites, detergentes, pinturas, disolventes...) que no sean biodegradables. Si no lo hacemos
así, estamos contaminando los ríos y haciendo que las aguas sean más
difícil de depurar. Lo ideal es tirar todos estos residuos a la basura.
En España, por ejemplo, la mayoría de sus ríos están contaminados y llenos de basuras y, a pesar de ser el país europeo con mayores problemas de agua, es de los que más se consume (o derrocha) y de los que está más barata. Es importante saber que el agua es un bien escaso y necesario y hay que cuidarlo al máximo para no derrochar. Pequeñas acciones diarias nos pueden ahorrar mucha agua: cerrar bien los grifos (los goteos consumen mucho), utilizar bocas en grifos y duchas de las que ahorran agua (de venta en cualquier ferretería), cerrar el grifo al cepillarte los dientes, afeitarte, enjabonarte en la ducha o enjabonar los platos, no tirar de la cadena innecesariamente y meter en las cisternas una o dos botellas llenas (así se ahorra mucho y no se pierde eficacia), cerrar ligeramente la llave de paso del agua de tu casa bajará la presión y ahorrará más de lo que parece, no usar lavavajillas o lavadora, a menos que estén llenos...
Muchas veces se piensa que la solución está en construir embalses, aunque estos inunden zonas de gran valor ecológico. Sin embargo, la auténtica solución pasa por no derrochar agua, no contaminar la que tenemos y evitar el calentamiento global del planeta. Claro, que a veces, pagar la multa por contaminar es más barato que dejar de contaminar. Ya lo decía Quevedo (1580-1645), "poderoso caballero es don dinero".
Hay que tener claro que no se trata de ahorrar agua para gastar menos dinero.
El ahorro del agua debe ser visto como una forma de garantizarnos un mundo mejor,
aunque, a veces, el egoísmo personal no nos deje verlo.
Algunas asociaciones ya han pedido un impuesto sobre el agua que sirva para encarecerla,
tomar conciencia de su auténtico valor y que ese impuesto sea empleado en plantar árboles
o depurar aguas residuales de las que se vierten a ríos y mares con toda su pestilencia y
contaminación.
Otro ejemplo, más reciente, lo tenemos en las pruebas nucleares que Francia efectuó en el atolón de Mururoa (en el Pacífico). Desde el inicio de estas pruebas, empezaron a nacer niños deformes y discapacitados, algo totalmente inusual en la zona hasta ese momento. Muchas personas y animales han muerto por comer pescado, frutas o verduras contaminadas... Nosotros nos preguntamos: ¿qué pasaría si ahora los habitantes de Mururoa y sus alrededores quisieran probar una bomba nuclear en París?
Los daños de la radiactividad son nefastos y por ello nadie quiere vivir cerca de una central o cerca de un vertedero o cementerio nuclear, que son los lugares donde se depositan los desechos radiactivos de estas centrales. Por ello, estos residuos son lanzados al mar, donde contaminan el pescado que comemos, o, peor aún, son llevados a países pobres, donde por 4 monedas nadie se queja.
La energía atómica es la forma de energía más contaminante y la que genera los residuos más contaminantes. A veces, neciamente se relaciona el uso de esta energía con el alto nivel de vida. Para demostrar este error, basta unos ejemplos: países SIN energía nuclear y alto nivel de vida: Luxemburgo, Dinamarca, Noruega, Austria, Italia, Australia, Nueva Zelanda... y países CON energía nuclear y bajo nivel de vida: India, Paquistán, China, Bulgaria, Ucrania, Rusia, Brasil... Unos ejemplos a seguir: Italia abandonó la energía nuclear en 1987 tras un referéndum: todas sus centrales nucleares fueron cerradas. Suecia decidió en referéndum cerrar sus 12 centrales nucleares en el año 2010. En Estados Unidos, no se han proyectado más centrales nucleares desde 1978.
La solución es muy simple y no más cara que las centrales nucleares: aprovechar mejor los recursos de energía limpia: energía eólica, Energía solar... Hay que destacar el avance tecnológico de los últimos años en energía solar fotovoltaica, la cual es muy efectiva y muy barata: aunque hay que desembolsar una considerable cantidad inicial, en pocos años la amortización está garantizada. Además, en España las empresas eléctricas están obligadas, por ley, a comprar la energía solar que produzca un particular y que no sea consumida por éste, por lo que la inversión puede ser amortizada en menor tiempo.
Los defensores de la energía nuclear, que cada vez son menos, se defienden atacando a la energía solar y
diciendo que no es rentable. En realidad, la energía nuclear sería más rentable que la solar o eólica si
no produjera residuos tan peligrosos. El coste económico del tratamiento de estos residuos, de creación de cementerios
nucleares, de medidas de seguridad durante el funcionamiento de la central y después de su cierre y
los inmensos costes de desmantelamiento de este tipo de centrales no suelen
ser tenidos en cuenta por los defensores de esta fuente de energía sucia.
A esto, hay que añadir el coste en salud, que no es fácilmente medible en unidades económicas.
En las centrales térmicas, por ejemplo, se quema carbón (entre otras sustancias) para producir electricidad y no se piensa en que se libera a la atmósfera dióxido de carbono (CO2), dioxinas y otros gases y partículas contaminantes. Los llamados gases invernadero son los que están provocando el cambio climático y son los 6 siguientes: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), hidrofluorocarbonos (HFC), polifluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6).
La Tierra, recibe luz y calor del Sol. Al calentarse, la Tierra emite este calor en forma de rayos de luz infrarroja y este calor es en parte lanzado al espacio y en parte absorbido por los gases invernadero que evitan que la Tierra se enfríe. Como decía Sagan, "la vida depende de un equilibrio delicado de gases invisibles que son componentes menores de la atmósfera terrestre. Un poco de efecto invernadero es bueno. Ahora bien, si añadimos más gases de éstos, cómo hemos estado haciendo desde el inicio de la Revolución Industrial, absorberán más radiación infrarroja. Estamos haciendo más gruesa la manta, y con ello calentando más la Tierra." Eso es el cambio climático y sus efectos pueden leerse en los periódicos.
El problema es muy serio y sin embargo, los políticos y las empresas no hacen nada o casi nada por evitar el desastre. Lo vimos en la Cumbre de Nueva York de Junio de 1998 y la Cumbre Mundial del Clima de Kioto en Diciembre de 1997. Todos reconocen la gravedad del problema, pero nadie quiere reducir las emisiones de gases invernadero (principalmente CO2) a niveles aceptables. En Kioto, se hablaba de reducir las emisiones de gases contaminantes en un 15% y al final, cuando parecía que no iba a haber acuerdo, dada la gravedad del problema acordaron reducir Europa un 8%, EE.UU., el país más contaminante, un 7% y Japón un 6% y eso para los años entre 2008 y 2012. Una consideración científica indica que para hacer las cosas bien se debería reducir, como mínimo un 46% para el año 2010 en los países industrializados, cosa que es posible técnica y económicamente, si hay voluntad.
Lo mejor es protestarle a los políticos pero sin olvidar que no son los únicos culpables: somos también nosotros, los ciudadanos, los que debemos intentar dar solución al problema: reducir el consumo de energía de combustión (gasolina, gas natural, butano...) y exigir a nuestros gobernantes (mediante cartas, por ejemplo) que reduzcan la emisión de gases nocivos en centrales térmicas, nucleares, en fábricas... y que apoyen las energías limpias (eólica, solar...). Por desgracia, cada vez la gente tiende más a usar el coche en lugar del autobús y dejar aparcada la bicicleta. Esto nos lleva a un aumento de las emisiones de gases que nos envenenan el aire... ¿Donde van tantos humos?. Un dato: en la ciudad de Méjico, la ciudad más contaminada del mundo, es demasiado frecuente que gente se desmaye por la calle por falta de oxígeno con el que respirar. ¿Es necesario llegar a situaciones límite para corregir el error?
Las empresas petrolíferas son muy fuertes. Un ejemplo: en 1995, Ken Saro-Wiwa, escritor y ecologista, fue ahorcado junto con 8 miembros de su tribu, los Ogonis, en Nigeria. Su delito fue defender sus tierras de la devastación causada en el delta del Niger por la empresa petrolífera Shell. Las organizaciones GreenPeace y Amnistía Internacional no pudieron evitar la ejecución de la sentencia, dictada por un tribunal militar. La empresa Shell lleva unos 45 años operando en la zona, con el más absoluto desprecio por el Medio Ambiente y por la salud de sus habitantes. Otro ejemplo: la empresa BP, además de estar ya realizando prospecciones petrolíferas en el Ártico (que no es suyo), sin ningún respeto por éste ni por la Humanidad, está destrozando zonas indígenas de Sudamérica para obtener su preciado tesoro negro, abriendo pozos con normas de seguridad muy inferiores a las que son exigidas en Europa o EE.UU. Como decía al principio de este párrafo, las empresas petrolíferas son muy fuertes, pero los usuarios finales lo son más, pues tienen en su mano decidir qué consumir, a qué empresa comprarle, a qué político votar... Además, un arma que se ha mostrado muy eficaz es escribir cartas a empresas y políticos, expresándoles nuestra opinión y nuestra intención de no consumir sus productos hasta que no rectifiquen en su actuación.
Los defensores de los combustibles fósiles, igual que los de la energía nuclear, dicen que las alternativas (energía solar, eólica...) no son rentables aún. Claro, no tienen en cuenta los efectos a largo plazo del calentamiento global. Pero el fallo es aún más grave, porque sólo tienen en cuenta el precio del petróleo en el mercado y a este precio hay que añadir el precio, que pagamos todos, de defensa de las fuentes del petróleo, donde la guerra del Golfo Pérsico en 1991 es su más claro ejemplo. También hay que añadir el coste de los accidentes y negligencias que provocan vertidos contaminantes: la devastación de valiosas zonas en Ecuador por parte de la empresa Texaco, los accidentes de barcos petroleros (como el Exxon Valdez en Alaska o el más reciente del petrolero Erika de Diciembre de 1999 a 110 kilómetros al sur Brest en la costa francesa de Bretaña)... y muchos más, pues la lista es larga. Otro ejemplo, ¿cuánto nos cuesta la contaminación que produce el hundimiento de una plataforma petrolífera en el Mediterráneo? ¿cuántos peces mata o contamina? ¿cuántos kilómetros de costa se ven afectados?
A menos de 20 millas del delta del Ebro, frente a Tarragona (España) está situada la plataforma petrolífera "Casablanca" que lleva cerca de 30 años en funcionamiento. Existen planes para hundir la plataforma en el mar en vez de desmantelarla, ya que esto es más "barato" para las empresas concesionarias (REPSOL entre ellas), aunque se contamine el mar y eso perjudique a las costas catalanas, principalmente. España tiene 5 plataformas: 2 en el Cantábrico, 2 en el golfo de Cádiz y ésta en el Mediterráneo. Las 4 primeras están reguladas por el Convenio Oslo-París (OSPAR) que prohibe, desde 1998, el hundimiento de plataformas petrolíferas. Curiosamente, en el Mediterráneo, el mar más contaminado del mundo, no existe esa prohibición, aunque el Convenio de Barcelona para la protección del Mediterráneo "desaconseja" el hundimiento.
Igual que en el caso del agua, también hay voces que claman por un impuesto extra a la gasolina, siguiendo aquel eslogan de "el que contamina, paga", y emplear ese impuesto en producir energía límpia o plantar árboles que limpien, en la medida de lo posible, los gases tóxicos que desprenden los coches.
Otras medidas que ya se están barajando son prohibir el coche privado en el centro de las ciudades, reducir el precio de transportes públicos urbanos, potenciar los vehículos eléctricos (tranvías, trenes...), facilitar el uso de la bicicleta (con carriles especiales, por ejemplo) y exigir a los fabricantes de coches que empleen técnicas ya existentes para la producción de coches de bajo consumo.
Así pues, el ahorro de energía es una cuestión de salud y no de economía: aunque puedas pagar tus facturas de electricidad, consume lo justo. Un mundo limpio es la mejor herencia.
Por ejemplo, el consumo de energía de la llamita de los calentadores que esperan la orden para encenderse es inmenso. En todo el mundo, se estima que en un año se consume una energía equivalente a la producida por siete centrales nucleares de tipo medio. Por eso, los calentadores se deben encender cuando son necesarios, apagarse cuando dejen de serlo y en ningún caso se deben dejar constantemente encendidos.
Las consecuencias del calentamiento global no son sólo estudiadas por ecologistas.
Por ejemplo, la ONG de ayuda humanitaria "Ayuda en Acción" (boletín 48, 1999),
afirma que el 75% del territorio de África es árido y este porcentaje va en
aumento debido a las emisiones de CO2 de los países ricos.
Y añade que el uso, en los países ricos, de
tantos coches, fábricas, centrales térmicas y nucleares, incineradoras de basuras...
no sólo no es extensible a todos los países, sino que ni siquiera
su actual ritmo de consumo es sostenible.
Por otra parte sostiene que los países ricos son también culpables del hambre de
África, porque en África se dedican los mejores terrenos a
cultivos para la exportación (cacao, café, tabaco...) con el objetivo de pagar la abusiva deuda
externa. Los peores terrenos se dedican a cultivos para alimentar a la población.
De igual forma, la ganadería se ha desplazado a los peores pastos.
Así, los culpables del hambre en África son, de una parte, los países ricos
y, de otra, las guerras, para las que los países ricos les venden las armas.
En el libro "Rebelión en la tienda. Opciones de consumo, opciones de justicia" escrito por el Centro Nuovo Modello di Sviluppo-Cric, se muestra como algunas actuaciones típicas de los países ricos afecta muy negativamente a los países más pobres y que el consumo despiadado de los ricos está destrozando el planeta y aumentando la pobreza de los pobres. Así, llegan a afirmar que "universalizar el estilo de vida del primer mundo implicaría la necesidad de disponer de 6 planetas Tierra como fuente de materias primas y basurero". Y esto es obvio, porque no es sostenible que todos los ciudadanos del planeta consuman tantos bienes, materias y energía como lo hacen los ciudadanos del primer mundo (especialmente EE.UU.). ¿Acaso los chinos o los sudaneses, por ejemplo, no tienen el mismo derecho que otros a tener uno o varios coches por familia, y varias televisiones, y microondas, y teléfonos móviles, y consumir ropa anualmente, y consumir tantos pañuelos de papel, y tantos muebles, y tantos...? El caso es que aunque tienen el mismo derecho, si lo hicieran, el colapso sería inmediato.
Además, ni siquiera el actual ritmo de consumo es sostenible por mucho más tiempo. ¿Que pasaría si todos los ciudadanos del mundo pudieran permitirse los mismos lujos que los ciudadanos del primer mundo? Por tanto, hay que intentar vivir con austeridad y no consumir más bienes y energía que los estrictamente necesarios. Pero, como dice el libro citado anteriormente, "la austeridad ecológica no es equivalente a un ejercicio permanente de dolorosa autofrustración, sino que implica un placentero saboreo de las cosas en un mundo en el cual las principales fuentes de satisfacción y realización están fuera del mercado y del consumo compulsivo".
Enrique Rojas Montes, catedrático de psiquiatría español, en su libro "El hombre light" (1992) decía que "el consumismo tiene una fuerte raíz en la publicidad masiva y en la oferta bombardeante que nos crea falsas necesidades" y hace verdad el dicho de que "no es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita". Resumiendo, hay quien se plantea el consumo como "poder o no poder", o tienes dinero para consumir o no lo tienes, y no se trata de no consumir para ahorrar dinero, se trata de no consumir porque aunque uno pueda pagarlo, el planeta no puede. Además, hay que tener presente que si uno espera a ser feliz cuando tenga ese coche o cuando gane tanto al mes, entonces seguramente, nunca se alcanzará la felicidad. Enrique Rojas Montes en el mismo libro también indicaba que "la felicidad es la máxima aspiración del hombre, hacia la que apuntan todos los vectores de su conducta, pero si queremos conseguirla, debemos buscarla. Además, la felicidad no supone un hallazgo al final de la existencia, sino a través de su recorrido."
Entender esto y aplicarlo a la forma de vida personal es realmente lo que nos hará
vivir con plenitud y, además, respetar la Naturaleza, pues respetarla es respetarnos
a nosotros y a los demás.
En síntesis, una forma de vida "austera", intentando consumir aquello que
realmente necesitamos es lo más rentable para colaborar con el Medio Ambiente y eso también
sirve para ayudar a los países pobres. No confundamos consumo responsable con consumismo,
ni consumismo con felicidad. Recordemos las palabras del filósofo griego
Epicuro de Samos (341-270 a.C.): "¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en
disminuir tu codicia". También, el escritor estadounidense
Robert Fisher en su obra "El Caballero de la Armadura Oxidada" (1994), indicaba que
"es necesario separar la necesidad de la codicia".
Quizás el ejemplo más patético sea el protagonizado por la empresa Monsanto, más conocida por su "agente naranja" que, utilizado en la guerra de Vietnam, tanto daño produjo a la población civil. Esta empresa produce un veneno que comercializan con el nombre de herbicida “Roundup”. Además, han conseguido mediante manipulación genética una soja resistente a su herbicida, que ya se cultiva en EE.UU. y que intentan comercializar en Sudamérica para luego pasar a Europa, Asia, Australia... Lo curioso del asunto es que la soja producida así en EE.UU. no es consumida en ese país, sino que es exportada a Europa, entre otros lugares. Además, la mezclan con soja convencional para evitar su identificación y por si fuera poco, el gobierno de EE.UU. ha amenazado con una guerra agrícola si Europa pone algún impedimento u obliga a indicar la procedencia en el etiquetado de los productos. La soja no es consumida directamente en Europa, sino a través de margarinas, cervezas, chocolates, alimentos infantiles y también estabilizantes y emulsionantes, como la lecitina.
En España, muchas asociaciones agrarias (como la almeriense COAG) y ecologistas (como Greenpeace o Ecologistas en Acción), han pedido al Gobierno una moratoria para la autorización de nuevas pruebas de semillas transgénicas, hasta que no se conozcan perfectamente sus efectos sobre la salud humana y el medio ambiente. Por otra parte, parece ser que en COAG están muy preocupados por la existencia de ensayos de plantaciones transgénicas sin control por parte de las administraciones y, temen que si se admite en Almería el cultivo de semillas transgénicas, dicha provincia perdería cuota de mercado. Según una encuesta de COAG, más del 60% de los encuestados afirmaron que no consumirían jamás productos transgénicos, coincidiendo en esta postura con las grandes cadenas de alimentación de la UE. El problema es que actualmente no hay forma de saber donde hay y donde no hay productos transgénicos.
Un problema es que las multinacionales son muy poderosas y, a veces, pueden manipular a políticos y científicos para que actúen en su favor. Para entender la seriedad del problema hay que entender que no es fácil evaluar las consecuencias y por el principio de precaución se deberían de prohibir que este tipo de alimentos lleguen a consumirse. Además, ya se han constatado las primeras amenazas para la salud humana y animal: alergias, alteraciones nutritivas y sexuales, disminución de las defensas, alteraciones en el sistema hormonal... Por otra parte, los genes resistentes a determinados herbicidas, producidos también por las mismas multinacionales, hacen que se puedan emplear dosis mayores de este veneno, que va al suelo, al agua y entra en el ciclo de la vida y en las cadenas tróficas de alimentación.
Los problemas principales son: riesgo para la salud, pues son productos no naturales que no
sabemos cómo se comportarán a largo o medio plazo, el uso indiscriminado de herbicidas, que provoca daños en
los ecosistemas y contaminación de acuíferos y que pueden crearse plagas resistentes al
herbicida, como ya está pasando en Australia con algunas especies.
Por si fuera poco, también se introducen genes de resistencia a los antibióticos y se ha
demostrado que al comer estos alimentos, determinadas bacterias recogen las ventajas de esos
genes, evitando así que los antibióticos tengan efectos en esas bacterias. De extenderse mucho,
en pocos años pudiera suceder que los antibióticos no fueran efectivos en el hombre y, por tanto,
mucha gente podría morir por enfermedades que hoy están totalmente controladas.
La organización ecologista internacional Greenpeace encabeza grandes acciones contra
este tipo de alimentos.
En este apartado hablamos de la Amazonia, pero podríamos también hablar de los bosques canadienses, rusos... porque los problemas son los mismos, aunque quizás en la Amazonia estén más acentuados por empresas madereras sin control y porque en ella viven pueblos indígenas que tienen sus derechos, ¿o no?. Los bosques (todos), son un factor vital para la regulación del clima y convertir el CO2 que echa nuestro coche y nuestra calefacción en oxígeno y madera. Si, además de producir más CO2, eliminamos los bosques estamos haciendo una inversión mortal. Los bosques regulan la temperatura de la atmósfera eliminando gases de efecto invernadero y garantizan las reservas de agua potable. Por tanto, lo que le hacemos a la Amazonia (y a los demás bosques), no nos sale gratis.
Ante esta evidencia, Brasil intenta frenar la extracción de madera (principalmente de caoba y virola). Sin embargo, siguen cortándose demasiados árboles de forma legal o ilegal. El IBAMA (Instituto Brasileño de Medio Ambiente), dependiente del Gobierno Federal brasileño, estima que en la Amazonia brasileña, el 80% de la madera se corta ilegalmente y que cuando llega a las serrerías se desperdicia el 70% de ella.
España no es ajena a este problema pues importa mucha madera de la Amazonia brasileña, gran parte de ella a través de la Asociación Española de Importadores de Madera (AEIM). Como ejemplo, en 1998 se importaron más de 98.000 m3 de madera tropical, sólo de la Amazonia brasileña, que tuvieron un valor superior a 5.000 millones de pesetas.
Ahí, puede parecer poco lo que podemos hacer los usuarios, pero es mucho: no comprar muebles ni utensilios de caoba y exigir a todos los bienes de madera el certificado FSC (Forest Stewardship Council, Consejo de Gestión Forestal), un foro formado por ONGs y agentes sociales y económicos, constituido en 1993 en Canadá, para promover una gestión forestal respetuosa con el Medio Ambiente, en todo el mundo.
La certificación FSC es imparable y en pocos meses muchas empresas y superficie forestal se han sumado al proyecto. Sin embargo, en España es todavía difícil encontrar muebles y objetos fabricados con madera certificada FSC e incluso la AEIM sigue sin exigir un certificado como el FSC. Pero los consumidores podemos hacer mucho: al comprar utensilios obtenidos a partir de madera, EXIGE que tengan el certificado FSC y, si no lo tiene, no los compres. Estos utensilios pueden ser de todo tipo: juguetes, peines, lápices, papel, mesas, sillas, estanterías, camas y todo tipo de muebles...
La certificación FSC no es sólo una garantía ecológica sino también humanitaria, pues la madera certificada FSC también garantiza que no ha sido obtenida a costa de bosques donde viven, desde hace cientos de años, algunos pueblos y culturas humanas. En la Amazonia, por ejemplo, viven más de 370 culturas indígenas (como los Yanomamis, la tribu más primitiva del planeta) y su permanencia está seriamente amenazada por las empresas madereras y, también, por el que compra un mueble sin el certificado FSC.
Los bosques primarios, como el Amazonas, han tardado mucho tiempo en formarse (miles de años) y actualmente el 80% de esos bosques está destruido. Además, en esos bosques viven entre el 50% y el 90% de todas las especies conocidas. De toda la reserva mundial, Brasil tiene el 17% de esa reserva forestal, con el Amazonas. Y de ahí salen diariamente toneladas de madera para cosas tan curiosas como papel higiénico, palillos, tetra briks... los cuales pueden hacerse con madera de bosques secundarios bien gestionados y, por supuesto, reciclando el papel y la madera. Exigir el certificado FSC es muy importante y los consumidores deberíamos hacerlo cada vez que adquirimos algo con madera.
Hay, tristemente, que añadir algo más: algunas empresas multinacionales de hamburgueserías
importan ganado de Brasil, criado a costa de destruir la selva amazónica.
Aparte de ofrecer una dieta llamada "comida basura" que causa cáncer, enfermedades de corazón,
diabetes y artritis según los expertos, ofrecen deforestación.
Recordemos que en EE.UU. ganaron el juicio contra esta empresa por decir que su comida era "nutritiva" y
en muchos casos se han detectado que sus hamburguesas tienen un 25% de grasa cuando una vaca normal tiene menos del 3%.
Para colmo dirigen la publicidad a niños entre 2 y 8 años con payasos y regalos de muñequitos,
pues saben que los niños son fáciles de convencer y ellos llevarán a los padres.
Además, producen multitud de basura en sus envases (papel, cartón y
plástico) de usar y tirar, lo cual consume muchos recursos que van directamente a la basura,
problema del que ya hemos hablado con anterioridad.
Otra costumbre nefasta para el mar es el consumo de crías de peces, que aún no han podido llegar a la edad adulta para reproducirse. De esta forma, los recursos pesqueros están abocados a la desaparición. En esto, es más eficaz la colaboración ciudadana que las leyes. Entérate de las tallas mínimas y no compres pescados demasiado pequeños. En general, un pescado inferior a 9-10 cm. es demasiado pequeño y en caso de duda es mejor comprar otro de mayor tamaño.
Con la excusa de que los chanquetes son así de pequeños se consumen multitud de alevines de merluza, boquerón, sardina... que ya empiezan a estar, algunas de estas especies, en peligro de extinción. Además, los pescados ilegales no pasan controles sanitarios y en varias ocasiones se ha denunciado que los pescadores los conservan utilizando orines, lo cual, obviamente, es perjudicial para la salud del consumidor.
Los pescadores conocen bien el problema y saben que cada vez hay menos pesca, pero
en muchos casos les puede el beneficio a corto plazo, porque saben que hay muy pocos
controles y que los consumidores compran el pescado ilegal.
Es responsabilidad de los pescadores y también de los gobiernos controlarlo, pero,
de nuevo, la mayor responsabilidad es para los consumidores finales.
¿Por qué es tan peligroso el PVC? Para empezar, utiliza cloro en su fabricación, por lo que emite al Medio Ambiente sustancias organocloradas y dioxinas, de las que ya hemos hablado anteriormente. Además, para fabricar PVC se necesita un enorme consumo energético con los problemas que esto ocasiona, de las que también hemos hablado antes. Además, el PVC puede tener un 60% de aditivos, y algunos de ellos son también tóxicos (cadmio, plomo, ftalatos...). En caso de incendio, el PVC libera gases tóxicos que pueden provocar la muerte. Por si fuera poco, el PVC es difícilmente reciclable, aunque muchas empresas anuncien lo contrario.
Quizás el uso más peligroso del PVC sean en botellas de agua y en juguetes infantiles (muñecos, mordedores...), pues se ha demostrado que el PVC libera sustancias tóxicas, sobre todo ftalatos. Los ftalatos se han mostrado muy nocivos en experimentos de laboratorio demostrándose cancerígenos y capaces de modificar el sistema de desarrollo, del metabolismo, inmunológico y de crecimiento. El Dr. Michael MacCally, Director de Medicina Comunitaria del hospital Monte Sinai de Nueva York (EE.UU.), afirma que los productos de PVC “contienen sustancias tóxicas que pueden absorberse fácilmente. Sabemos que aparecen en la corriente sanguínea de los niños”.
Un problema es que los fabricantes no están obligados a indicar el tipo de plástico utilizado, sin embargo, en algunas ocasiones el producto está marcado con la palabra “vinilo”, una “V” o el número “3”.
En Diciembre de 1999 la Unión Europea dió el visto bueno a la
prohibición de emergencia de los mordedores infantiles de PVC blando. Esta medida
incluyó sólo los mordedores y deja fuera del ámbito de prohibición otros
juguetes de PVC (muñecos, piezas...), que aunque no son mordedores un niño pequeño
puede llevar a su boca.
La contaminación lumínica es el resplandor de luz en el cielo nocturno, producido por una mala utilización de la luz artificial en la iluminación de exteriores. Así, la luz es enviada directamente al cielo, en lugar de ser utilizada para iluminar el suelo, que es lo que realmente necesitamos. Esta luz que es lanzada al cielo nocturno constituye un despilfarro, pues se consume una energía que no es aprovechada. Además, produce perturbaciones en animales y plantas e impide correctas observaciones astronómicas. De hecho, multitud de astrónomos y sociedades astronómicas se han quejado de ello, como el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) que consiguió que se aprobase la llamada "ley del cielo" canaria y que propone sistemas específicos de alumbrado que no enfoquen hacia el cielo, así como medidas que ayuden a controlar la contaminación atmosférica. Esta "ley del cielo" ha sido tan bien acogida que se han interesado por ella otras comunidades autonómicas de España y otros países como Italia o Grecia, e incluso la UNESCO
Básicamente, para evitar la contaminación lumínica existen tres reglas:
No exagerar la iluminación para evitar que el suelo refleje demasiada luz
(esto también es un ahorro energético), utilizar una luz amarillenta y
enfocar la luz de las farolas al suelo, usando una carcasa reflectante encima de las bombillas
y evitando las farolas en forma de globo.
Hay un sector empresarial que se está viendo forzado a creer en el calentamiento global y en el cambio climático que esto representa: las compañías de seguros. En EE.UU. y otros países las aseguradoras han visto como se reducían sus ganancias para hacer frente a los cada vez más numerosos desastres meteorológicos extremos vinculados al efecto invernadero, como inundaciones, sequías, huracanes, el llamado "niño"... Aseguradoras alemanas y suizas han promovido medidas para la reducción del vertido de gases invernadero. La Alianza de Pequeños Estados Isleños ha apelado a las naciones industrializadas para que hacia el año 2005 reduzcan sus emisiones de gases invernadero hasta un 20% por debajo de los niveles de 1990 (entre 1990 y 1995 la emisión mundial de CO2 se incrementó en un 12%). El calentamiento global implica la fusión de parte de los casquetes polares y la elevación del nivel del mar. Por eso, numerosos estados isleños y ciudades costeras están amenazados de "muerte".
Otra consecuencia de lo anterior, principalmente debida al uso de plaguicidas (como el DDT), insecticidas, conservantes, antioxidantes, PVC y otros venenos, es la alteración en la reproducción animal. Se ha demostrado que estas sustancias afectan al sistema reproductor de aves, mamíferos, reptiles... Aunque también afecta a la mujer, en el hombre es quizás más evidente: ha aumentado el cáncer de próstata, las malformaciones genitales y ha disminuido el número y calidad de los espermatozoides, disminuyendo con todo esto drásticamente la fertilidad humana en países industrializados.
Hemos querido también mostrar que los daños al Medio Ambiente, además de atacarnos nuestra salud, también agreden de forma especialmente grave la vida en los países más pobres. Por eso, contribuir para conseguir un mundo más limpio es también contribuir a conseguir un mundo sin tantas injusticias sociales, sin tanto hambre y sin tantas desigualdades. Son como las dos caras de una moneda y aunque no puedan verse las dos a la vez, ambas son la misma cosa.
De nuevo usamos palabras del famoso astrónomo Carl Sagan, para comprender que vivimos en un único planeta y que lo que pasa en una parte del mismo no lo debemos ignorar: "Nuestro planeta es indivisible. En Norteamérica respiramos el oxígeno generado en las selvas ecuatoriales brasileñas. La lluvia ácida emanada de las industrias contaminantes del Medio Oeste de Estados Unidos destruye los bosques canadienses. La radiactividad de un accidente nuclear en Ucrania pone en peligro la economía y la cultura de Laponia. El carbón quemado en China eleva la temperatura en Argentina. Los clorofluorocarbonos que despide un acondicionador de aire en Terranova contribuyen al desarrollo del cáncer de piel en Nueva Zelanda. Las enfermedades se propagan rápidamente a los más remotos rincones del planeta, y su erradicación requiere un esfuerzo médico global. (...) Probablemente sea un exceso de optimismo confiar en que algún gran Defensor del Ecosistema vaya a intervenir desde el cielo para enderezar nuestros abusos ambientales. Es a nosotros a quienes corresponde hacerlo. (...) Hemos destruido los bosques, erosionado la superficie del planeta, alterado la composición de la atmósfera, debilitado la capa protectora de ozono, trastornado el clima, emponzoñado el aire y las aguas y conseguido que los más depauperados padecieran más que nadie la degradación ambiental. Nos hemos convertido en predadores de la biosfera, poseídos de arrogancia, siempre dispuestos a conseguir todo sin dar nada a cambio. Ahora mismo somos un peligro para nosotros mismos y para los seres con los que compartimos el planeta. La agresión al entorno global no es responsabilidad exclusiva de empresarios empujados por el afán de lucro y de políticos miopes y corruptos. Todos tenemos parte de culpa."
Ahora, es el momento de preguntarnos: ¿es este el mundo que queremos para nosotros y para
nuestros hijos?. En caso negativo, hay que actuar ya y no esperar a que otros protesten y otros solucionen los
problemas. Que cada acción diaria sea respetuosa con la Naturaleza y con los demás y que
éste artículo no se convierta en uno más que decía "cosas ecologistas".
El mundo está en tus manos. Si no hacemos nada, nuestros nietos dirán: “conocían el problema,
conocían sus causas, conocían sus consecuencias y conocían sus soluciones... ¿Por qué no hicieron nada?”.
Parece que ya estamos hartos de oír barbaridades y desastres ecológicos, pero no hacemos nada. Nosotros, los ciudadanos de "a pie", podemos hacer MUCHO más de lo que creemos. Los grandes desastres ecológicos NO son sólo culpa de políticos y grandes empresarios (que también lo son). Por ello, nació esta CADENA de la VIDA, cadena VERDE, para ayudar a concienciarnos cada vez más. Aquí, proponemos una serie de consejos simples, que puedes hacer con sólo proponértelo. Anímate: