7.1 Ética de la Responsabilidad

    Se dice que una persona es responsable cuando está obligado a responder de algo o por alguien [93]. Somos responsables cuando tomamos decisiones libremente y conscientemente aceptando y soportando las consecuencias que acarreen. Ser responsable es una virtud que posee el ser humano para asumir las consecuencias que provienen de nuestros actos, respondiendo de ellas ante alguien o ante uno mismo. El hombre responde de sus actos ante quien es capaz de dictarles sus normas: Dios (responsabilidad moral), nosotros mismos (juicio de conciencia) u otras personas (responsabilidad jurídica, familiar, laboral, etc.). Si tenemos que responder ante alguien parece que vamos en contra de nuestra propia libertad, sin embargo, sin libertad no hay responsabilidad. Sólo quien es dueño de sus actos puede responder ante ellos y para ellos debe actuar con entendimiento y voluntad. Los animales o los niños pequeños, por ejemplo, no se les pueden considerar como seres responsables de sus actuaciones ya que aunque tomen sus decisiones libremente no disponen del uso de razón. El ser humano es un ser libre, dueño de sus actos, capaz de tomar decisiones y asumir sus consecuencias.
    Hans Jonas (1903-1993), filósofo alemán del siglo XX, mostró su “Principio de la Responsabilidad” [14], constituyendo un referente en el campo de las éticas deontológicas, con repercusión en bioética, tecnoética y ética ecológica. La ética de Jonas se basa en un hecho: el hombre es el único ser conocido que tiene responsabilidad, (se supone implícitamente “adulto y sano”). Sólo los humanos pueden escoger consciente y deliberadamente entre alternativas de acción y esa elección viene acompañado de consecuencias. La responsabilidad es un deber, una exigencia moral que recorre todo pensamiento humano. Este deber se ha vuelto hoy más exigible porque ha de estar a la altura del poder que tiene el hombre a consecuencia de los avances en la sociedad tecnológica. La ciencia y la tecnología han modificado profundamente las relaciones entre el hombre y el mundo.
    La base de la teoría joniana está compuesta por tres elementos: las virtudes de la cautela y la moderación en la acción, el pensar hipotético y el pensar en las consecuencias. Con esta base Jonas nos muestra la “heurística del terror” como el medio por el cual podremos adquirir una mayor conciencia del peligro ante los nuevos avances macrotécnicos y así, tener el deber de actuar siguiendo una ética de la responsabilidad. Afirma que ninguna de las éticas habidas hasta la fecha instruye a los seres humanos acerca de la bondad o la maldad de las nuevas condiciones. Caracteriza el progreso de la técnica moderna como un monstruo capaz de amenazar a su creador por su superioridad.

«La promesa de la técnica moderna se ha convertido en una amenaza»
[14]

    Propone por tanto una ética de prudencia y respeto basada en un sentimiento de responsabilidad. En varios de sus artículos publicados entre los años 1973 y 1992, Jonas nos muestra su ética de responsabilidad:     A diferencia de Kant, quien considera una ética de responsabilidad individual para Jonas la responsabilidad es social, un ejercicio global que implique abrir las dimensiones posibles de una responsabilidad objetiva que sea vinculante para todos. Otra diferencia entre ambos era que mientras Kant daba una visión racional de la ética, Jonas daba una visión moral de ella.
    Algunos pueden pensar que Jonas estuvo en contra del progreso científico y tecnológico. Sin embargo desde mi punto de vista no fue así ya que simplemente efectuó una llamada a la prudencia ante nuevos acontecimientos que pudieran surgir y que al final han surgido. Esa prudencia hay que interpretarla ante la manera de actuar y no ante el saber y el aprender. No estaba en contra de los nuevos descubrimientos tecnológicos que preveía, sólo mostraba una clara preocupación por las consecuencias que podían traer malas actuaciones ante estos nuevos descubrimientos. Jonas defendía el seguir siempre adelante en la ciencia pero con prudencia en la toma de decisiones y para ello estableció una ética de la responsabilidad en el actuar humano-científico-técnico para asegurar una vida auténticamente humana sobre la Tierra. Otra característica importante que podemos añadir de la ética de Jonas es que no sólo se preocupaba de su generación presente, de sus problemas y de cómo afrontarlos, sino que fue más allá, inquietándose por las generaciones futuras y por la continuidad de la vida en el planeta planteando teorías encaminadas a la superación de los nuevos retos que los avances tecnológicos avecinaban.






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