El uso de la vigilancia y el espionaje a la que podemos estar sometidos a través de nuestras máquinas es algo realmente preocupante y sin duda un nuevo modo de invasión a la intimidad personal. Este caso puede darse en los lugares de trabajo, normalmente por parte de los gerentes o directivos de una empresa.
El teclado puede ser controlado; el trabajo realizado en una pantalla puede ser llevado a la pantalla de otro, y por supuesto los teléfonos pueden ser pinchados, instalando dispositivos que permitan escuchar conversaciones informales de los empleados. Un software común que permita el acceso a Internet anota todas las actividades, por lo que pueden guardarse todas las visitas y todos los lugares visitados. Un supervisor puede perfectamente saber quien y que se visitó por Internet, pero esta información controlada, ¿para qué y por qué es necesaria? Para los directivos de una empresa, esta opción es muy defendida ya que los empleados que no ejecuten las tareas bien o utilicen el tiempo de trabajo para otros menesteres, pueden ser despedidos, y para aquellos que hagan bien su trabajo pueden ser recompensados. Sin embargo, existen valores muchos más importantes que el seguimiento de un empleado en su lugar de trabajo para obtener eficiencia y rentabilidad empresarial. Los seres humanos no somos máquinas que deben ser vigiladas para no cometer ningún tipo de error en la producción, estamos sujetos a una toma continua de decisiones en las cuales nos podemos equivocar y frecuentemente nos equivocamos porque forma parte del ser humano [28].
Es muy probable que las personas que se sientan vigiladas o que saben que sus tareas son controladas tengan muchas probabilidades de sufrir estrés, descenso de ánimo y descontento al apreciar una falta de respeto y desconfianza hacia ellas.
¿Puede una empresa controlar el uso del correo electrónico y de Internet de sus trabajadores? Podemos encontrar razones que justifiquen ese control para beneficio de la empresa, como por ejemplo, asegurar la productividad de los empleados, prevenir riesgos (entrada de virus) o evitar la saturación de mensajes en el servidor de correo. Sin embargo, el control del uso del correo electrónico y de Internet debe de ser siempre una medida excepcional, para velar por el interés de la seguridad o la lucha contra crímenes serios donde individuos puedan ser altamente dañados, pero el mero incremento del beneficio no es una justificación adecuada para hacer este tipo de controles.
Se pudo contemplar un caso en Cataluña donde una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia en el año 2000 procedía al despido disciplinario de unos trabajadores por un indebido uso del correo electrónico de contenido sexista, existiendo una notificación previa de la empresa prohibiendo cualquier uso del correo ajeno a la actividad profesional desempeñada.
Por supuesto, ese tipo de uso del correo no garantiza que los trabajadores hagan su tarea mejor y más contentos.